PROLOGO


INJUSTICIADOS....

En la historia de la humanidad se sucedieron miles de guerras. En las guerras los beligerantes no las ganan ni las pierden. Todos pierden en las guerras.
La historia siempre fue escrita por la hegemonía vigente. Injusticiados intenta describir la historia de los vencidos. 
Las banderas las siguen los fanáticos, en las guerras y en los partidos de fútbol.  El entusiasmo militante causó más desgracias a la humanidad que las epidemias y los guerras.


Injusticiados pretende analizar la historia para concluir que las miserias pasadas y presentes de la humanidad se deben al fanatismo político racial y religioso.

Descendemos de cobardes: Nuestros antepasados no fueron al frente, en primera línea, recibiendo las flechas o los disparos de los enemigos, los golpes de escudos y de espadas. Los cobardes sobrevivieron en otras líneas o en retaguardia, teniendo más oportunidades de procrear con sus mujeres o con las viudas de los valientes.

Por lo general, los nobles, los militares y los sacerdotes participaron de las guerras en lugares acomodados o no participaron de las guerras.
Los valientes que censuraron a la autoridad, en todos los tiempos, fueron perseguidos, encarcelados, desterrados, y muchos perecieron, algunos en la hoguera, y muchos fueron víctimas de injusticias y de horribles tormentos, esclavizados o reducidos a servidumbres inhumanas. 
Las religiones y las fronteras han provocado más muertes, muchas más muertes de semejantes que los desastres naturales, y en general, provocaron que en nuestro planeta nuestra especie haya vivido miserablemente.
Descendemos de siervos y esclavos, sólo muy pocos tenemos antepasados que vivieron sin hambre, sin guerras y sin enfermedades.

El nacionalismo y el fervor religioso  han sido y son combatidos por eminentes pensadores y cada vez tienen menor incidencia en las conductas de las nuevas sociedades, augurando un futuro mejor para la humanidad.

La falta de racionalidad en los extremistas es reiterada a través de la historia, y se asocia a instintos ligados a genes perversos que poseen los hombres cuando dominan a los genes altruistas. 
Desde las culturas más lejanas en la formación de sociedades primitivas, la especie humana mantiene rasgos de predador, de dominio territorial y sexual que se manifiesta contra genes altruistas, en un discurso violento que conduce a las guerras y al terrorismo. 
El fanático está convencido de que su idea irracional, es la mejor y la única válida, por lo que menosprecia las opiniones de los demás.
Los acontecimientos deportivos y los recitales son expresiones de fanatismo que producen cambios de conducta que incivilizan a individuos que por comodidad, por pereza intelectual, no usan la razón.
Aparentemente no somos la última especie, la evolución ya contempla las especies que nos sucederán, simplemente observando el desarrollo evolutivo de nuestros esfenoides..




  
La ciencia tiene como objetivo establecer la verdad, sin prestar atención a falacias como la falacia ad verecundiam*, tan aceptada en seudociencias y la que más causa daño a la investigación científica.

* La apelación a la autoridad: en las religiones, no se puede discutir la palabra sagrada. En las ciencias sociales, la falacia es tan común que los abogados se basan en "jurisprudencia sentada" en la mayoría de sus dictámenes. En la ciencia, una formulación (por ejemplo de Einstein, el mayor físico en la historia) no es aceptada si no es demostrada.


Nuestros genes están divididos en genes altruístas y genes egoístas. Los genes egoístas de los políticos y de los sacerdotes de todas las culturas inventaron religiones y banderas con grandes mentiras, mientras acomodaban su propio bienestar e intentaban esclavizar a sus congéneres en todas las épocas de la humanidad.

Las religiones occidentales (judíos cristianos y musulmanes) se basaron en escritos divulgados tiempos después de existir quienes las promulgaron, y fueron hasta hoy modificadas, tergiversadas, siempre en beneficio de las autoridades de la época. 

En un comienzo, las religiones se sustentaron en tradiciones orales, con la consecuente pérdida de la información original de los profetas al transcribir los libros sagrados.
En tiempos históricos los copistas se encargaron, a veces involuntariamente, de tergiversar las escrituras, y terminaron produciendo en cada religión una intrincada y manifiesta parodia de rituales, procesiones, ofrendas y adoraciones, establecidas por los propios sacerdotes, sucesores de brujos, y por otros personajes que se atribuyeron autoridad. Las religiones sincréticas (las vigentes todas) adoptan sacrificios (o simbolizan sacrificios) de las que les precedieron.



Ay de los vencidos* - Vae Victis

Lo que se trata de explicar en este ensayo es cómo aplicaron justicia los vencedores imponiendo castigos a poblaciones que consideraron colectivamente culpables.
Las sociedades conquistadas también se consideraron culpables, por la propaganda impuesta por los conquistadores, que llevaban la pretendida religión verdadera, mejor tecnología y muchas veces con supuesto mejor color de piel.

Los pueblos vencidos aceptaron su condición, esclavizados cuando no eran exterminados, y guardando sumisión hacia los vencedores, que con hipocresía justificaron las atrocidades cometidas. Un ejemplo son los indígenas americanos y los negros africanos, que aún hoy se juzgan así mismos inferiores a los colonos europeos, inclusive adoptando su religión o sincretizando su religión autóctona con la de los conquistadores.

Guardar constancia y memoria de la historia de los vencidos es un propósito de capítulos de injusticiados, contra las versiones hegemónicas y arbitrarias que se propagaron en el mundo. Los conceptos de patria y religión tratan de ser ignorados en todos los capítulos.



Después de tomar Roma hacia 387 a. C., los galos accedieron a retirarse por el pago de mil libras de oro. Cuando el oro estaba siendo pesado, los romanos se quejaron de que la operación de pesaje no estaba llevándose a cabo correctamente (la balanza estaba adulterada). Breno, el caudillo de los galos, arrojó su espada en un plato de la balanza, para hacerlo más pesado y exclamó: vae victis! ( ¡Ay de los vencidos!" )* 
* Expresión de un general galo.

Los genes de los vencedores y de los vencidos


Las señales de alarma motivadas por genes altruistas generalmente causaron el fin del individuo en beneficio de la especie.
Por ejemplo, en una bandada, el individuo que avisa a sus compañeros la presencia de un predador, es el más expuesto a ser engullido.

Los más cobardes y muchos príncipes y dignatarios, con genes egoístas, sobrevivían a las batallas y algunas veces habrán aprovechado todo tipo de beneficios de saqueos, y si estaban entre los vencidos tenían esperanza de sobrevivir y procrear, porque también disponían de las viudas de los valientes. Y aún siendo esclavizados, en algunos casos evitaban ser castrados y podían tener descendencia,
Descendemos de cobardes. Las últimas generaciones que nos precedieron utilizaron sus genes egoístas para sobrevivir y procrear.



El Fundamentalismo

Los textos sagrados o fundacionales como el Corán o la Biblia, establecen dogmas (verdades irrefutables reveladas por Al- lhá o Dios) que deben aceptarse y que sobre las que no puede existir autoridad.
Las personas que aceptan los dogmas son fundamentalistas.
Los fundamentalistas en consecuencia no pueden aceptar la democracia, que puede imponer leyes por sobre los dogmas establecidos en las religiones.



El fundamentalismo político consiste en la aceptación de ideas de líderes que promueven propuestas radicales consideradas verdades sobre las que no se admite discusión.
La historia demuestra los perjuicios a la humanidad que causan los fundamentalismos políticos, donde los seguidores fanatizados idolatran a sus líderes provocando injusticias irreparables a la especie humana.

“El fanatismo es la única fuerza de voluntad de la que son capaces los débiles”.
Friedrich Nietzche


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Tomé algunas opciones atrevidas, como unificar raza y etnia en una definición, y por peligroso que sea mi atrevimiento, escribí lo que me parecía apropiado, aunque entiendo que sea muy molesto para quienes puedan leer mi ensayo desde puntos de vista distintos a las ciencias naturales. Hay pocas fuentes bibliográficas; Suprimí las menos importantes porque advertí que iban a ocupar más páginas que las del libro.
Roberto Pujana