CAPITULO IV - HELENISMO


CAPITULO IV (38) (14)


HELENISMO

  
Laocoonte y sus hijos, grupo escultórico representativo del período helenístico.
Museo Pío-Clementino perteneciente a los Museos Vaticanos de Roma
Representa la muerte del sacerdote troyano Laocoonte, o Laoconte, castigado por los dioses a morir estrangulado por serpientes marinas junto a sus dos hijos.
Original - La obra fue realizada por Agesandro, Polidoro y Atenodoro de Rodas, pertenecientes a la Escuela de Rodas del periodo helenístico.
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Jenofonte y los 10.000 - Filipo II de Macedonia - Demóstenes - La Batalla de Queronea - Alejandro Magno - Alejandría - Los generales de Alejandro - La División del Imperio - Dinastía Tolemaica - Dinastía Antigónida - Macedonia - Dinastía Seléucida - Lisímaco


Jenofonte y los Diez Mil - El Origen de los Mercenarios
(401 a.C.)

El príncipe persa Ciro el Joven (424 a.C. - 401 a.C.), reclutó 10.000 hoplitas griegos para integrarlos en su ejército, para combatir tribus salvajes que acechaban al imperio persa.. atento a la crisis económica de Grecia y ofreciendo muy buen pago

Ciro el Joven ocultó a los griegos su propósito: combatir por el trono contra su hermano el rey de Persia, Artajerjes II (416 a.C. - 358 a.C.). 


Fue el comienzo de la formación de ejércitos profesionales. lo que significó una nueva época de la historia militar. No sólo reclutó Ciro hoplitas en la Grecia continental, también sumó efectivos de la Grecia Jónica y algunos tracios. Un total de 12.000 mercenarios, que se dividieron en cinco ejércitos según su procedencia helena.

En la Batalla de Cunaxa, lugar cercano a Babilonia, los griegos resultaron triunfadores, pero en la contienda murió Ciro el Joven.
Artajerjes acordó una tregua con los hoplitas y los invitó a un banquete, prometiéndoles asistencia logística en su regreso a Grecia. Los griegos asistieron y fueron traicionados, ejecutados cinco generales y todos los oficiales griegos.

Desorganizados, esperando un ataque de las tropas reales y sin saber cómo conducirse en el extraño país, pasaban sus días desconcertados, hasta que un joven soldado ateniense, Jenofonte, les habló en asamblea anunciando que no serían atacados, ya que Artajerjes les temía,
Debían buscar el camino de vuelta a Grecia, a menos que otro hoplita presentara otra alternativa.
Votaron y por unanimidad nombraron a Jenofonte caudillo de la tropa, que distribuida en formaciones cuadradas, comenzó a deambular por el imperio, con carruajes de aprovisionamiento en medio de la tropa.


Sin cabeza - esperaba Artajerjes - los griegos se dispersarían en mil direcciones. Pero no ocurrió así. Las asambleas griegas resolvieron reemplazar a los oficiales desaparecidos y regresar a Grecia de forma compacta. El espartano Quirísofo y el ateniense Jenofonte, discípulo de Sócrates y aventurero sin hogar desde que se exiliara de su ciudad, dieron entonces un paso al frente para conducir a los Diez Mil a través de 1.500 kilómetros de Imperio persa en dirección a la colonia griega de Trebisonda, en el Mar Negro.

La retaguardia fue atacada por los persas, que poseían excelente caballería. Fueron rechazados por los griegos, que poseían en su retaguardia escuadrones de rodios y cretenses, diestros con hondas y arcos. En la ocasión Jenofonte realizó un temerario contraataque exitoso, por lo que infundió temor en los persas (los griegos desfiguraron las caras de los cadáveres persas, para parecer más temibles).

Cuando llegaron al río Tigris no pudieron vadearlo por su impresionante caudal, por lo que prosiguieron a pie hacia el norte, atravesando las montañas hacia Armenia.
Enfrentaron al salvaje pueblo de los carducos, donde perdieron la vida muchos hoplitas. Para apurar la marcha de este ejército, se deshicieron de esclavos y de mulas de carga.
Debieron flanquear el río Centrites, Jenofonte quedó en retaguardia, y permitió el paso en varios contingentes deteniendo a los carducos hasta completar el cruce del río.


Recorrido de los 10.000 de Jenofonte 
 
En Armenia, el gobernador persa les tendió una emboscada, fingiendo prestarles ayuda. Los griegos descubrieron el ardid y combatieron a las tropas persas, alcanzando una nueva victoria.
Jenofonte no dejaba de atender a heridos y enfermos que retrasaban las marchas. Los más jóvenes debían ocuparse de socorrer a los más débiles. La consigna era: o nos salvamos todos o no se salva ninguno.
Sufrieron por frecuentes nevadas y por hambre.


La avanzada del ejército comenzó a gritar profusamente en la cima de una colina. Jenofonte pensó que estos alaridos se debían a la presencia de tropas enemigas, pero en realidad la vanguardia estaba exclamando "Thalatta! Thalatta" ("el mar, el mar"), tan caro a los griegos como su patria.
En la playa del mar Negro construyeron un monumento de piedra, donde colocaron escudos y otros pertrechos que habían pertenecido a los persas.

Siempre combatiendo, siguieron la costa del mar Negro, desde Trebisonda hacia el oeste, y consiguieron una flota que los llevó a Bizancio, donde cometieron algunos desmanes. Se dispersaron, aunque algunos siguieron a Jenofonte y se enrolaron en el ejército de Esparta.
Sólo 5.000 griegos regresaron a Grecia.


Filipo II de Macedonia
(382 a.C. - 336 a,C,)


Filipo recibió educación militar y diplomática de Epaminondas en Tebas (ciudad hegemónica de Grecia en su tiempo (Capítulo III - Los Griegos - El Ascenso de Tebas) y eliminando a otros pretendientes ocupó el reinado de Macedonia.
La leyenda atribuye la pérdida de un ojo de Filipo como un castigo (predicho por el oráculo) por haber espiado a su mujer Olimpia mientras mantenía relaciones con una serpiente (una forma de Zeus). 

La historia revela que Alejandro, el hijo de Olimpia, conociendo esta fábula, estaba en duda si era hijo de Filipo o de Zeus. 
Filipo reorganizó el ejército de Macedonia, que hasta entonces se basaba en la caballería, integrada por la nobleza. 

Falange macedónica equipada con sarissas

Perfeccionó la falange, creando un cuerpo concentrado de infantería formado por 16 filas de hoplitas, las seis primeras filas alzaban la sarissa* para entrar en combate. Los flancos estaban protegidos por la caballería.
Una innovación sobre las falanges griegas, la sarissa*, más el uso de una formidable caballería, hicieron imbatibles a los ejércitos macedónicos.
* La sarissa era una pesada pica de cinco metros (algunos historiadores le adjudican seis metros y a veces más), que hacía poco menos que impenetrable el frente de la formación, con cinco filas de hombres. Las filas posteriores mantenían verticales las picas, que desviaban las flechas, que caían al suelo y eran utilizadas por los arqueros cretenses de la falange macedónica. El ataque macedonio era lento pero era imparable.
El papel de la falange era básicamente el de contener a la infantería enemiga.


Demóstenes
(384 a.C. - 322 a.C.)

Fue el mayor orador de Grecia, famoso por sus discursos, especialmente por sus Filípicas, pronunciadas en la Asambleas ateniense, exhortando a unirse a los griegos ante la amenaza de Filipo, rey de Macedonia, de invadir Grecia.
En el 340 a.C. pasó a ser el jefe del partido dirigente, y cuando se propuso ser coronado por sus méritos cívicos, tuvo la oposición de Esquines, que logró que fuera condenado al exilio.

Hárpalo, un general de Alejandro, huyó de Macedonia hacia Atenas con un gran tesoro babilónico, dispuesto a guardarlo en el Partenón. Hárpalo fue capturado confiscando el botín, que fue confiado a un comité presidido por Demóstenes. Una auditoría sobre el tesoro encontró sólo la mitad de lo declarado por Hárpalo, que había fugado de su prisión y que fue muerto por sus sirvientes.
Se acusó a Demóstenes de haber malversado 20 talentos (unos 900.000 dolares en 2016) y fue condenado a pagar 50 talentos que no disponía y hecho prisionero. Escapó de la prisión hasta Egina. Esta sentencia fue revocada en su ausencia.
Tras la muerte de Alejandro Magno, Demóstenes retornó a Atenas, durante la guerra contra Antípatro, el general sucesor de Alejandro en Macedonia, reclamando una revolución contra Macedonia.
Antípatro sofocó la revolución y pidió la captura de Demóstenes, que escapó a un santuario en la isla de Calauria, donde le descubrieron los agentes macedónicos. Demóstenes se envenenó.


Como Demóstenes publicó la mayoría de sus discursos, estos sobrevivieron a través de la biblioteca de Alejandría, (Capítulo V - Las Religiones - Alejandría) y llegaron a historiadores del período helenístico. Sesenta y un discursos de Demóstenes se conservan en la actualidad, obtenidos de manuscritos de los siglos X y XI.

Demóstenes se reconoció como el símbolo de la independencia y se utilizó como sinónimo de la resistencia contra la opresión tiránica
Fue admirado en todos los tiempos, inspirando a los principales oradores de la Revolución Francesa y a los artículos federalistas de la Constitución de los Estados Unidos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los maquis (la resistencia francesa) se identificaron con Demóstenes, y dieron a Adolf Hitler al nombre de Filipo.


Queronea
(338 a.C.)

La Batalla de Queronea se libró en Beocia entre los ejércitos de Filipo II y una alianza de ciudades griegas, comandadas por Atenas y Tebas. La decisiva victoria de los macedonios les permitió controlar Grecia.
Simulando una retirada, la falange macedonia retrocedió en orden, dejando suficiente espacio entre ella y la falange de hoplitas atenienses, para que ésta, tratando de mantener el contacto con el enemigo, se dislocara y diera la oportunidad a la caballería macedonia de penetrar en sus líneas.
La caballería macedónica la comandó Alejandro.



Alejandro Magno
(356 a.C. - 323 a.C.)

Hijo de Filipo II de Macedonia y de Olimpia de Epiro, fue rey de Macedonia desde la muerte de Filipo, en el 36 a.C., hasta su muerte. Su madre indicó que Alejandro no era hijo de Filipo.
En sólo trece años, conquistó el enorme Imperio Aqueménida (el más extenso imperio de los persas), iniciando el período helenístico en el que extendió la cultura y tecnología griega hasta regiones orientales tan lejanas de Grecia como la India.
Su preceptor fue Aristóteles.
Sobre la juventud de Alejandro existen numerosas anécdotas. Posiblemente la más conocida es la de Bucéfalo: Filipo II había adquirido un espléndido semental que impedía que alguien lo pudiera montar. Alejandro advirtió que el animal se asustaba de su sombra (esto es frecuente en los equinos) y lo montó dirigiendo la vista del caballo hacia el sol. Filipo se dirigió a Alejandro diciéndole: "Búscate otro reino, hijo, pues Macedonia no es lo suficientemente grande para ti"

  
Detalle de Alejandro y Bucéfalo en el mosaico que representa la batalla de Issos

Filipo se divorció de Olimpia, y en una segunda boda con la hija de un rey macedónico, el padre de la novia propuso un brindis augurando que su hija diera un heredero legítimo a Filipo. en clara alusión a la madre de Alejandro (Olimpia no era griega), que enfurecido contestó: "y yo, ¿qué soy? ¿un bastardo?"
Alejandro, embriagado, acometiendo a su hijo, tropezó y cayó al suelo. Entonces comenzó la enemistad de padre e hijo. La anécdota cuenta la burla de Alejandro a su padre:
"Quiere cruzar Asia, pero ni siquiera es capaz de ir de un lecho a otro sin caerse"
Alejandro se retiró a Epiro para estar con su madre.
Filipo terminó perdonando a su hijo.

Pausanias, capitán de la guardia, posiblemente instigado por una conspiración ideada por Olimpia, o tal vez por los persas, asesinó a Filipo en el 336 a.C. Alejandro tenía sólo 20 años y se convirtió en Rey de Macedonia.
Como sucede en la historia, a la muerte imprevista de un poderoso monarca, los pueblos sometidos se sublevan. Alejandro, con sólo 20 años de edad, impuso rápidamente su autoridad utilizando las falanges macedónicas heredadas.


Inmediatamente después de consolidar su autoridad en el reino macedónico, Alejandro, en el 334 a.C., comenzó la conquista del Imperio Persa, invadiendo el Asia Menor.
Su ejército era de 35.000 infantes y 5.000 jinetes. Le seguían muchas mujeres, botánicos, geólogos, agrimensores, artistas, cronistas y otros para recabar información sobre las tierras a conquistar.
El nudo gordiano: Una leyenda griega señala que los habitantes de Frigia no tenían rey, y consultado el oráculo predijo que el rey vendría por la Puerta del Este, acompañado de un cuervo en su carro. Acertó a pasar Gordias, un granjero con su carreta y bueyes sobre la que se posó un cuervo.
Siendo elegido rey de los frisios, fundó la ciudad de Gordio, y en el templo de Zeus dejó su carro, atando su lanza y el yugo con un complicado nudo con sus extremos en su interior. Nadie lo podía soltar. Si alguna persona podría desatarlo conquistaría Asia.
Alejandro lo cortó con su espada
.
 

"Tanto monta cortar como desatar" fue la frase de Alejandro, (da igual cómo se haga, lo importante es que se consiga). Siglos después esta frase fue empleada como lema personal de Fernando, el rey católico.

El primer enfrentamiento se produjo en la Batalla de Gránico, donde Darío había enviado ejércitos de sus gobernadores, confiando en que sería suficiente para detener el ejército de Alejandro. Fue una victoria absoluta de los macedónicos.
La flota persa era muy superior a la macedónica, pero Alejandro tomó los puertos de las ciudades (ex colonias griegas) del Asia Menor, dejando sin lugares para recalar a los barcos persas. Estas ciudades lo recibieron como libertador, le proporcionaron más tropas y le permitieron establecer una excelente logística necesaria para la gran campaña, que superaba a la que estableció Darío en su propio reino.


En la Batalla de Isos, en el 333 a.C., se enfrentaron las falanges macedónicas (5000 jinetes y 30.000 hombres de infantería) con un numeroso ejército persa (10.000 jinetes y 200.000 infantes) al mando de su rey, Darío III.
Alejandro se había establecido en Issos, reponiendo fuerzas y curando sus heridos y enfermos. Desalojó rápidamente su ejército hacia el sur para presentar combate. Darío se aproximó por el norte, tomando Issos, donde cortó las manos de los heridos para evitar que vuelvan a pelear contra él.
Los griegos derrotaron a los persas y Alejandro capturó a la familia de Darío en una lujosa tienda de campaña, aunque el rey persa había huido dejando sus armas y su manto real. Alejandro trató a la familia real con cortesía y benevolencia, ganándose un inusual respeto de las cortes persas.
Darío envió una propuesta de paz que fue desestimada por Alejandro. En esta propuesta Darío III le entregaba a Alejandro la mitad oeste de su reino.

El Sitio de Tiro
  
El sitio de Tiro

Su campaña fue retrasada por no poder tomar la ciudad de Tiro, emplazada en una isla hasta entonces inexpugnable. Asediándola durante siete meses, ordenó utilizar materiales de ruinas de la antigua ciudad continental de Tiro para construir un espigón desde la costa hasta sus murallas, para poder utilizar sus máquinas de asedio.

Después de distintas maniobras para evitar la construcción, los defensores de Tiro construyeron una embarcación de transporte cargando azufre, brea, pez y otros productos inflamables y la remolcaron con dos trirremes hasta la calzada en construcción. Estaba cargada de popa, por lo que su proa elevada se montó sobre el terraplén, donde existían las dos principales torres de asedio macedónicas. Una lluvia de flechas incendiarias completó el trabajo, destruyendo las torres y gran parte de las estacas de madera, pilares de la construcción.
Alejandro ordenó la construcción de un nuevo espigón, más ancho, y reclutó flotas de ciudades conquistadas, llegando a reunir 200 barcos que aislaron a Tiro, obligando a guarecer su flota en los puertos de la isla.

Los isleños comprendieron que pronto morirían de sed y hambre si toda la población permanecía en la ciudad, así que cargaron a varios miles de personas en sus barcos y, aprovechando un descuido de la flota que bloqueaba los puertos, las evacuaron hacia Cartago, deshaciéndose también de muchos de sus barcos de guerra.
Son muchas y variadas las tácticas ofensivas y defensivas utilizadas en el asedio, que culminó con una masacre que sufrieron los defensores.
8.000 tirios murieron defendiendo la ciudad, 2.000 tirios fueron crucificados sobre las playas camino a Biblos, 30.000 fueron esclavizados y algunos miles consiguieron embarcar en naves de guerra de Sidón. Algunos sobrevivientes se habían resguardado en el Templo de Melkart, y sus vidas fueron respetadas
.
 

Alejandría

El ejército macedónico se dirigió hacia Egipto, donde tomaron el país, siendo considerado Alejandro como libertador de la tiranía persa. En Egipto fue recibido como un dios, y se grabaron en piedra los hechos acontecidos.
En Karnak existe un bajorrelieve donde Alejandro, como converso hace ofrendas al dios Amón.

Comienza el grabado con el nombre de Sa-Ra o hijo del dios Ra, según:

y luego el nombre de Alejandro (Iksindrs) dentro del paréntesis, que se denomina "cartucho*.

En los jeroglíficos, el símbolo:
es un pato.

Pero el símbolo:


se refiere al hijo de Ra

* un cartucho egipcio es un esquema de una cuerda anudada que representa el nombre del faraón (en este caso Alejandro, como hijo del dios Ra). Como no existían puntuaciones, el cartucho delimita el comienzo y el fin del nombre incluido en el cartucho.


Traducción: Hijo de Ra (Alejandro)

Alejandro se sintió atraído por la cultura egipcia, y en el 331 a.C. fundó Alejandría, que unos pocos años después se convirtió en la ciudad más importante de la antigüedad. Esta ciudad cosmopolita, podría compararse con la actual Nueva York.

El lugar estaba frente a una isla llamada Faro, que con el tiempo y las múltiples mejoras que se harían quedaría unida por un largo dique a la ciudad de Alejandro. El arquitecto que realizó esta obra se llamaba Dinócrates de Rodas. El dique tenía una longitud de más de un kilómetro (siete estadios (185 m cada estadio), por lo que se le llamó Heptastadio).
La construcción del dique conformó dos puertos, a ambos lados: el Gran puerto hacia el este, el más importante; y el Puerto del buen regreso al oeste, que es el que continúa utilizándose en la actualidad.


Los motivos de la fundación eran tanto económicos (la apertura de una ruta comercial en el mar Egeo) como culturales (la creación de una ciudad al estilo griego en Egipto, cuya planificación se dejó en manos de Dinócrates).

En esa época controló la situación de rebeldía en Anatolia y el Egeo, de tal modo que en la primavera del 331 a.C., desde Tiro, organizó los territorios conquistados. Darío, con un ejército más numeroso, decidió hacerle frente en Gaugamela a orillas del Tigris, pero apenas logró salvar su vida, ya que pese a la superioridad numérica se vio derrotado por el genio militar del joven rey macedonio
.

Cartucho de Ptolomeo
 
En el año 331 a. C., el ejército macedonio continuó en Persia tomando la ciudad de Susa, la antigua capital de Darío I y desde  Susa se dirigió a Persépolis, capital del Imperio.
Las ciudades ocupadas por Alejandro le producían gran enriquecimiento, porque todas habían conseguido importantes tesoros y no habían sido asoladas por años.

Alejandro festejaba sus victorias, más al ocupar Persépolis, allí se descontroló en una fiesta e incendió el palacio real.
Dirigió sus ejércitos hacia Ecbatana, persiguiendo a Darío. Bessos, un general de Darío lo asesinó, e intentó congraciarse con Alejandro. Ocurrió lo contrario, Alejandro honró a Darío y le ofreció fastuosas exequias, prometiendo a la familia de Darío perseguir a su asesino.


Siempre trató de ganarse la amistad de sus vencidos, que según costumbre persa, se postraban ante el, intentando que lo hicieran los macedonios, olvidando que se consideraban griegos y sólo de postraban ante sus dioses.

Alejandro era un déspota, y pretendió ser adorado como un dios.
En un banquete Alejandro se proclamó más trascendental que su padre, Clito, uno de sus generales, que había sido compañero de armas de Filipo, se indignó y le dijo: "toda la gloria que posees se la debes a tu padre", y le recordó que lo había salvado en la Batalla de Gránico. Alejandro continuó discutiendo con Clito, que concluyó con versos de Euclides: "Qué perversa costumbre han introducido los griegos." 
Ante la sorpresa de todos, Alejandro lo mató.
Su arrepentimiento lo llevó a intentar suicidarse.

Ruta de Alejandro (amliar hacia la derecha)

Cerca del mar Caspio se encontró con la legendaria tribu de las amazonas, según cartas de Alejandro a Aristóteles, donde las presenta como mujeres de belleza y gran fortaleza física. Alejandro también escribió sobre otras aventuras fantásticas.

Llegó en sus interminables marchas hasta Bactriana, estableciendo una alianza con el sátrapa persa Artabazo II, casándose con su hija, la princesa Roxana.
Su general Ptolomeo ejecutó a Bessos, entregado por sus cortesanos, consumando Alejandro su prometida venganza.


Decenas de miles de cadáveres dejaba Alejandro en su recorrido hasta la India, recibiendo personalmente importantes heridas por involucrarse en las primeras filas en sus batallas.
"Después de prometer a los assakenoi, quienes estaban rodeados, que salvarían sus vidas si capitulaban, ejecutó a todos los soldados que aceptaron rendirse. Las contiendas de Ora y Aornos se saldaron de forma similar. Probablemente todas sus guarniciones fueron aniquiladas".
Victor Davis Hanson - Historiador militar - California Siate University.

Su ejército atravesó las montañas del Hindu Kush que con una extensión de aproximadamente mil kilómetros se eleva a unos 5000 metros snm, manteniendo combates en el valle del Indo, con la única resistencia del rey Poros en la batalla del río Hidaspes, río tributario del Indo.
Fue la última gran batalla librada por Alejandro: El ejército macedonio, se negó a seguir combatiendo, por lo que decidió su regreso a Macedonia, dejando sátrapas persas y griegos gobernando sus posesiones asiáticas.


Los Generales de Alejandro

En el intento de fusionar culturas, casó a sus generales con nobles de Persia en una masiva ceremonia. Estos matrimonios no resultaron duraderos.
El año 323 a,C Alejandro murió en el palacio Nabucodonosor II de Babilonia por envenenamiento o por una pancreatitis aguda.

Antes de morir, Alejandro recibió la pregunta de Pérdicas, que había recibido el anillo real: "A quién pretendes legar el Imperio?", "Al más digno" fue la respuesta de Alejandro.
Plutarco
Pérdicas intentó desposar a Cleopatra, hermana de Alejandro.
Los generales nombraron a Pérdicas regente provisional.

Los diádocos son los generales de Alejandro que se repartieron su herencia. Conviene distinguir a los generales que nunca han obtenido el título real (Pérdicas, Antípatro, Crátero, Eumenes de Cardia y otros) y a las sátrapas que llegaron a hacerse declarar reyes (Antígono, Ptolomeo y Seleuco). Lisímaco, rey de Tracia, fue vencido por Seleuco y no llegó a fundar dinastía. Las distintas partes del imperio de Alejandro - por su parte occidental - ya no se reunirán bajo un mismo rey durante dos siglos, hasta la llegada del Imperio Romano.
  
La División del Imperio

Para tratar de evitar guerras, los generales de Alejandro se reunieron en el 311 a.C. para repartir los territorios conquistados por Alejandro.
Casandro fue nombrado regente de los sucesores de Alejandro*, con sede en Macedonia. Ptolomeo conservó Egipto y Lisímaco en Tracia, Anatolia para Antígono (hasta Gaza) y Seleuco en Babilonia hasta los confines orientales.
* Se estableció que a la mayoría de edad del hijo de Alejandro, hijo de Roxana, residentes ambos en Macedonia, pasaría a ser el dueño del Imperio. Mientras tanto, lo gobernarían los actuales diádocos.

En el 309 a.C., todos sus familiares y herederos de Alejandro, tanto su madre Olimpia, su esposa Roxana, su hijo Alejandro, su amante Barsine y su hijo Heracles (de concubina), fueron mandados a asesinar por Casandro, lo que llevó a la extinción de la dinastía.


Helenismo
  

Dinastía Tolemaica

Ptolomeo (367 a.C. - 283 a.C) fue proclamado por Pérdicas gobernador de Egipto y Libia

La Batalla de Gaza tuvo lugar a principios del año 312 a C., durante la Tercera Guerra de los Diádocos. La batalla enfrentó a los ejércitos de Ptolomeo, sátrapa de Egipto, y Demetrio, hijo de Antígono Monóftalmos.
Demetrio Poliocertes, el hijo de Antígono avanzó con un ejército hacia Egipto. Los asesores de Demetrio le aconsejaron que no se midiera con Ptolomeo, que tenía más experiencia que él. Pero Demetrio no aceptó la recomendación y dispuso el enfrentamiento.
El año 312 a.C. se produjo el encuentro entre ambos ejércitos, al sur de la ciudad de Gaza. Demetrio tenía elefantes de guerra.
Ptolomeo no disponía de elefantes. Pero minó el campo con púas de hierro unidas con cadenas y colocadas como abrojos, para impedir el avance de los elefantes.

Abrojo de hierro
El abrojo consistía en algo muy básico: cuatro puntas y hierro unidas de forma que, cayera como cayera al suelo, siempre quedaba al menos una mirando hacia arriba
Colocados por su infantería ligera y retrasando su ejército de la línea de combate, esperó la carga de los elefantes, deteniendo su avance cuando los infantes tirando de la cadena provocaron que los animales pisaran las minas.
Algunos elefantes se volvieron y se unieron a la infantería ligera de Ptolomeo arrollando las tropas de Demetrio, que pudo escapar de la batalla y se refugió en Trípoli (Grecia).
Ptolomeo tomó la ciudad de Gaza, y conquistó Tiro y Sidón.

Antígono retomó las ciudades, pero Ptolomeo prudentemente se retiró a Egipto.
Ptolomeo estableció en Egipto una dinastía que conservó el poder hasta el año 30, en que Egipto fue invadido por los romanos, convirtiéndose en provincia romana.
  

Dinastía Antigónida

Establecida por Antígono I Monoftalmos (382 a.C - 201 a.C.). Entre los diádocos, fue el que se quedó con el tesoro real, y como consecuencia con la mayor parte del imperio.
Los demás generales (Casandro de Macedonia, Lisímaco de Tracia y Seleuco) se enfrentaron con Antígono en la Batalla de Ipsos, Anatolia, en el 301 a.C.

Batalla de Ipsos
El ejército antigónida estaba compuesto por 70.000 hombres a pie, 10.000 a caballo y 75 elefantes, frente a una fuerza de 64.000 hombres, 15.000 jinetes, 400 elefantes y 120 carros de guerra.
Plutarco - Vida de Demetrios, XXVIII - 6- XXX.

Antígono fue derrotado y murió en la batalla. Tras la derrota, Demetrio, que había dirigido al resto del ejército en ausencia de su padre, huyó con 9.000 hombres a Efeso.
Los vencedores se repartieron el Imperio de Antígono: Ptolomeo se apoderó del Mediterráneo oriental, Casandro de Grecia y Seleuco de toda Asia Menor y de Siria.

 
Macedonia

En Grecia continuaba la guerra. Casandro (hijo de Antípatro, que había sido nombrado por Alejandro regente de Macedonia) enfrentaba a Ptolomeo (sobrino de Antígono) que dominaba el Peloponeso y Grecia al sur de Tesalia.
Demetrio llegó a ser Rey de Macedonia. Se adjudicó el sobrenombre de Poliorcetes (sitiador de ciudades), por las muchas que había tomado. Sin embargo, el mayor asedio de todos, el de la ciudad de Rodas (305 a. C.) resultó un fracaso.
Sus descendientes continuaron en el trono de Macedonia hasta la época de Perseo, cuando Macedonia fue conquistada por los romanos en el 168 a.C.. Su hijo Antígono Gónatas le sucederá como Rey de Macedonia.

Coloso de Rodas
Para celebrar su victoria, los rodios decidieron construir un monumento memorable en el puerto, una estatua gigantesca a Helios, dios del Sol, protector de la ciudad. Consiguieron poder financiarla gracias al dinero que obtuvieron de vender las piezas de las torres de asedio que quedaron tras el retiro de Demetrio.
 La estatua se fue construyendo, primero el armazón de hierro y sobre el las placas de bronce y finalmente, cuando la estatua se termina mide nada menos que 32 metros de altura y cada uno de sus dedos era mayor que una escultura de tamaño natural. 
Fue considerada una de las Siete Maravillas del Mundo.
En el año 226 a.C., un terremoto derribó la estatua. La leyenda del coloso tendió a agrandar sus proporciones. y así durante el Renacimiento se pensaba que su tamaño permitía el paso de los barcos entre sus piernas, esto no pudo haber sucedido, las piernas separadas no hubiesen resistido el peso de la colosal estatua.  
 

Dinastía Seléucida

Dos años después de la muerte de Alejandro, en el 321 a. C., Seleuco fue nombrado Sátrapa de Babilonia y más tarde, Rey de este territorio.
Después de la Batalla de Gaza (312 a.C.) Ptolomeo suministró tropas a Seleuco, para reingresar a Babilonia, de donde había sido expulsado por Nicanor (que había controlado Babilonia con Antígono) y lo derrotó, consolidándose como Sátrapa de Babilonia.
Seleuco estuvo en lugares tan lejanos como la India, donde llegó a un acuerdo con Chandragupta Maurya, con el que cambió sus territorios orientales por una considerable fuerza de 500 elefantes de guerra, que jugaron un papel decisivo en la Batalla de Ipsos.
 
Imperio Seléucida
Esta época es la de mayor extensión del Imperio Seléucida, extensión que sufrirá grandes fluctuaciones a lo largo de su historia. Antígono envió en vano dos ejércitos para reducirlo, uno mandado por Demetrio Poliorcetes y otro por Nicanor.
Esta guerra prosiguió y después del año 311 a.C., la ventaja fue de Seleuco, por lo que Antígono renunció al dominio de Oriente y estableció la capital de su nueva monarquía en Siria.
La capital del Estado fue Seleucia del Tigris, que comenzó a edificarse en el año 305 a.C., al sur de Babilonia, en el solar que ocupaba Opis, y en pocos años se convirtió en la mayor ciudad griega de Asia.
Se construyó cerca de Babilonia, donde se enlazaban los caminos de occidente y de oriente, llevando la civilización helénica a todo el mundo conocido. Al convertirse Seleuco en el dueño de Siria septentrional, después de la Batalla de Ipsos, fundó en ella la ciudad de Antioquía.
Privado de Mesopotamia por la invasión de los Partos Arsácidas (139 a.C:), se convertiría geográficamente en un Estado Sirio.



Lisímaco de Tracia

La ciudad de Pérgamo (en la región de Misia, al noroeste de la actual Turquía) creció en importancia cuando el General Lisímaco destinó la acrópolis para que se convirtiera en una fortaleza donde se guardarían sus tesoros. También engrandeció y fortificó la ciudad de Esmirna al oeste de la actual Turquía.


A la muerte de Lisímaco, parte de Tracia pasó a engrosar el reino de Macedonia y la otra parte el de Asia Menor, de la dinastía seléucida.

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CAPITULO V - LAS RELIGIONES

CAPITULO VI - EL IMPERIO ROMANO